Hyakutake, un cometa de libro (y cremaet).

por Jordi González y Miguel Molina

Recientemente hemos cambiado la imagen de portada de la página. Se trata ni más ni menos que de una toma del cometa Hyakutake, hecha por Miguel Molina en 1996. El Hyakutake fue un invitado de excepción, que apareció como si nada mientras esperábamos al que iba a ser en 1997 el otro gran cometa, el Hale-Bopp. A lo tonto, hace 20 años.

La toma está hecha sobre película diapositiva Fuji, 800ISO, 10 minutos de exposición y objetivo de 50mm. Cámara Yashica en paralelo al refractor Vixen de Miguel. Y por supuesto guiado del bueno, a mano, dándole a la ruedecita de la montura, guiando con el refractor. Los créditos deben incluir a Manuel Sirvent, que aunque no pudo venir esa noche aportó la cámara.

El Hyakutake C/1996 B2 fue descubierto el 30 de enero de 1996 por Yuji Hyakutake, a la antigua usanza; es decir, usando binoculares. Pero no de 7×50 precisamente, sino de 15cm. O sea, unos señores pepinos. Hay que señalar que el descubrimiento lo realizó mientras observaba otro cometa que él mismo había descubierto unos días antes.

En ese momento todo el mundo estábamos expectantes ante la próxima visita del Hale-Bopp, y de repente se nos regaló la noticia. Hyakutake iba a pasar muy cerca de la Tierra. Concretamente a menos de 0.1 U.A. Lo cual puede llamarse “ahi al lado”.

Las noches antes de la máxima aproximación ya estaban cumpliendo todas las expectativas. Pudimos observarlo tranquilamente desde el Desert de les Palmes, sitio que ya no es lo que era y está muy contaminado por las luces de Castellón. El cometa ya era lo más brillante que algunos de nosotros habíamos visto de este tipo de astros. Recien formada la Societat Astronómica de Castelló, aquello parecía un “regalo de bienvenida”. Esos días ninguna parejita quedó tranquila en la explanada del parapente ante el repentino brote de astrónomos.

Todo parecía apuntar a un gran cometa. Iba a pasar muy cerca de la Tierra, y encima iba a estar situado en plena noche durante su mejor momento. Nada de estar rozando el Sol al amanecer o al atardecer.

Ante esto, decidimos ir a buscar un buen sitio. Nos fuimos buena parte de la SAC a uno de nuestro lugares preferidos por aquel entonces, Sant Joan de Penyagolosa. Plantamos telescopios, entramos al ermitorio a cenar.. y evidentemente a degustar un buen cremaet. Nada de carajillos cutres de esos que se hacen por ahi.

De parte de Miguel, una posible receta: “Un casso – important, un casso, no val cap altre recipient – coñac.. mitad i mitad de sucre, corfa de llima, grans de café i canella. Se remenetje be i foc. I cremar i cremar (si vas carregaet segur que ja el cremes un poc menys).. si li afegises café ja tens un carajillo” [Nota: dejamos la traducción al esfuerzo del lector]

Toda la vida recordaré lo que vimos al salir en cuanto nuestros ojos se adaptaron a la oscuridad. El cometita cruzaba el cielo. Visible a simple vista, la cola llegó esa noche a los 80º. Una auténtica burrada. Y por supuesto, iba a toda velocidad, cosa que encima pudo apreciarse a lo largo de la noche sin más ayuda que los ojos de uno mismo.

Aquí una imagen de un servidor, con tecnología de la época: lápiz, papel y linterna roja. Bueno, es un borrador, el dibujo en “limpio” no recuerdo si se se perdió o si nunca se llegó a hacer.

Por cierto, que no volveremos a ver a Hyakutake, en principio. Ni al cometa ni al observador. Yuji Hyakutake falleció en 2002 a los 51 años de edad. C/1996 B2 es un cometa de periodo muy largo. En principio sobre los 72000 años, aunque se estima que puede reducirse hacia los 10000 debido a algunas interacciones gravitatorias. Desde Astromangantes proponemos quedar para ver si lo vemos dentro de 9980 años. A ser posible con una buena cena.

Más información, por ejemplo, aquí:

http://www.skyandtelescope.com/observing/celestial-objects-to-watch/how-yuji-hyakutake-found-his-comet/